No hay otra fotografía que nos conecte con los placeres más primarios de la vida como lo es la fotografía gastronómica o fotografía de alimentos. Y no solo con el hecho de levantar el apetito e inducir el consumo de lo que se exhibe en una imagen, sino transportarte a un mundo de texturas, sabores y aromas por la experiencia sensorial que implica, sugerido con la presentación de un plato hermosamente decorado y atractivo al paladar. Descubre en la siguiente referencia toda la técnica que hay detrás de la fotografía gastronómica.
Tabla de Contenidos
¿Qué es la fotografía gastronómica?
Se considera a la fotografía gastronómica o fotografía de alimentos como un subgénero de la Fotografía de Producto. Es aquella que retrata de forma sugerente y llamativa imágenes de platos y alimentos elaborados para inducir su compra y consumo. Es la fotografía de producto que se realiza con el fin de ser publicadas en folletos, guías gastronómicas, recetarios de cocina o avisos publicitarios.
Orígenes de la Fotografía Gastronómica
Sus orígenes se remontan a los propios inicios de la fotografía en el primer cuarto del siglo XIX donde también se comenzó a fotografiar comidas y bebidas. Es de todos conocidos que alrededor de la mesa y de los alimentos se anida lo más primigenio del ser humano. La fotografía supo expresar ese simbolismo vital en una imagen, ligado a lo comunitario, a lo cultural, a la abundancia y al placer.
Las primeras imágenes fotográficas recordaban a la pintura, bodegones y naturalezas muertas, donde se disponían en la imagen los alimentos, bebidas y frutas con cierto criterio de estilización. Con el pasar de los años y entrado ya el siglo XX, se hacen fotos para publicaciones de cocina y para un entorno más selecto. Con el devenir del tiempo la fotografía gastronómica se vuelve publicitaria donde la luz y el color juega un papel preponderante en la exaltación del producto y con locaciones bien cuidadas. Los estudios o sets cuidan cada detalle en la producción convirtiéndose en todo un negocio la fotografía de alimentos.
Ya para el último cuarto de siglo la fotografía gastronómica da un giro más hacia lo conceptual donde se exalta el valor narrativo de la imagen. Con el final del siglo llegaron los vedettes de la cocina con sus programas de televisión y cobrando auge nuevamente los recetarios con la cocina de autor. Los mismos apelaban al valor de la cocina casera y autóctona dejando de lado cierta comida muy elaborada y a la carta.
Es de destacar que la cocina de firma coincide con la llegada de la internet. Sin embargo, las publicaciones de libros, revistas y recetarios no mermaron ya que se constituyeron en verdaderas obras de arte con el cuidado de la imagen y de la fotografía, recurriendo a técnicas como el collage.
Imágenes limpias y sencillas que conectan sensorialmente con la experiencia, con el inconsciente colectivo ávido de sabores, aromas y texturas exaltados, pero también con toda la puesta en escena, con el ritual que involucra el sentarse a la mesa y con la mixtura de una comida de fusión de ingredientes propios y exóticos.
Hoy día con la popularización de la cámara fotográfica en los smartphones, la fotografía gastronómica se ha masificado enormemente por redes sociales por la necesidad de comunicar a través de la imagen la premisa de que el sabor entra por los ojos.
Materiales y equipos para la Fotografía Gastronómica
Una de las ventajas de la fotografía gastronómica es la poca inversión que necesitas en materiales y equipos. No requieres de un estudio fotográfico ni mayor locación para realizarla. Si dispones de una cámara reflex o Evil, puedes explotar las altas posibilidades que te ofrece al trabajar con el modo manual. Si no posees ninguna de ella también puedes trabajar con una cámara compacta de bolsillo e incluso con la cámara de tu smartphone.
Resulta primordial la inversión en un trípode para la captura de imágenes con alta resolución y nitidez. Para la fotografía de alimentos es vital resaltar el color y las texturas al detalle porque explotará el deseo de esa experiencia sensorial de comprar y degustar lo que se presenta ante sí.
El trípode te permitirá trabajar con toda la paciencia que requieres para lograr la escena, detenerte, corregir las entradas de luz sin variar el encuadre. Debes contar con un buen objetivo para jugar con reducida profundidad de campo de manera que destaque el protagonista de tu composición, además que te aporte mayor luminosidad. El 5mm o de focal media te servirá también para todo tipo de fotografía sin demandar un mayor gasto.
También debes contar con un objetivo macro de focal larga de 60mm a 105mm. En cuanto a la iluminación no está de más tener un reflector porque podrás echar mano de él a la hora de redireccionar la luz y son accesibles. Igualmente contar con un difusor que te ayudará a suavizar la luz dura y eliminar los contrastes o zonas de luz y de sombras.
Una cortina blanca o papel de seda en ventanas pueden funcionar para esto. Y no puede faltar un set completo de enseres o atrezzo culinarios para lograr fotos vistosas, elegantes y creativas en la composición de la imagen. Valerte de cartulinas de diversos colores para jugar con los fondos o realizarlo con materiales como concreto, madera o mármol. Adquirir cubertería, mantelería, vajillas de diseños y tamaños variados pero cuidando la composición minimalista sin que se diluya tu centro de interés. Recuerda que el protagonista de tu foto es el alimento y lo accesorio solo complementa la imagen.
Juega con soportes o bases de madera para presentarlo. Esto aportará contraste en la textura y en el color. Complementa con utensilios varios como teteras, saleros, porta servilletas, porta especias y todo lo que ayude a recrear y narrar la experiencia gastronómica del plato. El uso de un vaporizador preservará por mayor tiempo la frescura de frutas y verduras en caso de que se alargue la sesión fotográfica.
Y en cuanto a los ajustes….
Ahora deberás entrenarte en lo que respecta a los ajustes que debes realizar para lograr con la práctica fotografías de impacto. En primer lugar, a menor aparición de ruido en la imagen, mayor nitidez lo cual es vital en la fotografía gastronómica. Esto lo logras bajando los valores de la ISO entre unos 100 y 120. Para resaltar ciertos aspectos del protagonista debemos reducir la profundidad de campo desdibujando el fondo con apertura del diafragma a f/1.4.
En lo que respecta a la velocidad de obturación, si le darás movimiento a la escena y deseas congelarla debes trabajarlo con mucha luz y velocidades muy altas. Si deseas mostrar el recorrido de ese desplazamiento trabajar con velocidades lentas. Esto le dará un toque creativo a tus fotos.
Trabaja en formato RAW para guardar la mayor cantidad de información del archivo de tus fotos y facilitar su edición. El color es preponderante como elemento de expresión plástica en la fotografía gastronómica por lo que debes trabajar en espacio de color Adobe RGB ya que guarda mayor información de color. Controla la tonalidad dominante con el balance de blancos para preservar el color natural de los alimentos que los hace atractivo al paladar y anular toda luz cálida que bañe de naranja la escena o luz fría que pinte de azul o verde la imagen.
La composición en la fotografía gastronómica
Las reglas de composición fotográfica casi siempre son las mismas en todos los géneros ya que responden a unos criterios estándar de ordenar los elementos de expresión plástica en una imagen para la búsqueda de armonía y de transmitir las sensaciones del autor. Son poquísimas las variaciones dependiendo del género. Una de ellas es atender la cuadrícula que permite aplicar la regla de los tercios para situar correctamente el centro de interés. El protagonista o lo que queremos destacar en la imagen, en este caso el alimento, debe situarse en los puntos de intersección de las tres líneas verticales y horizontales con la cual dividimos la imagen.
El formato vertical es el adecuado para trabajar en la fotografía gastronómica así como también con composiciones minimalistas. Menos es más a la hora de elegir los elementos de la escena para cuidar el ritmo en la composición y guiar en forma correcta el tránsito de la mirada con la ayuda de las líneas. Aunque el protagonista es el elemento inanimado (comida, frutas, verduras) siempre resulta pertinente incorporar lo humano para acercar y empatizar al espectador con lo que ve en escena. Domina la teoría de los colores y su función psicológica para buscar la correcta transmisión de sensaciones y emociones.
Varía la perspectiva en el encuadre
Ponte creativo y dale versatilidad al encuadre de tus fotos. La fotografía gastronómica permite la experimentación desde diferentes puntos de vista. Trabajar con una angulación de 45 grados evoca a la perspectiva muy natural de estar sentados a la mesa comiendo y conecta al espectador con el acto inmediato de compra y consumo. La angulación cenital o sea desde arriba, permite la variedad en la integración de más de un elemento en la escena.
Cuida que todos estén metidos en el foco. Por el contrario si quieres jugar con la profundidad y variedad en los planos realiza la toma desde la altura de los ojos. Así que a la hora de fotografiar tu escena desplázate y rodea para variar la angulación de las tomas y los puntos de vista para fotos llamativas y verśatiles.
Y en lo que respecta a la iluminación…
Es un factor preponderante porque puedes controlarla a voluntad entendiendo que la fotografía gastronómica se realiza mayormente en un estudio. En este sentido, el protagonista de tu foto, el alimento, es el que debe resaltar y la luz es la herramienta vital a considerar para destacar.
En este tipo de fotografía se debe exaltar las texturas y los volúmenes de las comidas o platos, por lo que la luz lateral es idónea para ello. Comienza trabajando con la luz difusa la cual es más amigable y fácil de trabajar así como la luz natural. Escoge un sitio bien iluminado y arma tu locación. Estudia la entrada de luz a lo largo del día para escoger las mejores horas para fotografiar.
Consejos y trucos para tu fotografía de alimentos
Armada tu escena debes trabajar con celeridad. El trabajar con comida implica que su frescura se daña por la larga exposición. Planifica de antemano con qué tipo de comida trabajarás para aprovechar fotografiarla en todo su esplendor sin que pierda su apariencia apetitosa.
Sé cuidadoso de cada detalle para exaltar lo realista y lo atractivo del plato: la textura de una crema batida, lo humeante de un café y la marca de una carne o salchichas a la parrilla. Trabaja con pocas cantidades para cuidar la presentación elegante y limpia de un plato. Definitivamente monta tu set cerca de una entrada de luz natural, a plena luz del día, para destacar el plato con todo su protagonismo.
Utiliza tu objetivo y juega con la profundidad de campo dependiendo si tienes varios elementos en escena o solo si tienes uno para realzarlo con toda la nitidez posible. Utiliza papel dentro del plato para presentación de platos secos ausentes de salsa lo cual le dará un toque atractivo y artesanal así mismo como bases de madera que sirvan de apoyo a platos y fuentes. Y lo más importante, el verdadero protagonista es la comida, no distraigas la atención del espectador recargando la imagen con accesorios muy llamativos.
La Edición
A la hora de editar tus fotos no te pongas muy inventivo. La comida debe preservar sus colores naturales y su apariencia textural genuina. La fotografía gastronómica debe garantizar el transmitir toda una experiencia sensorial ligada al apetitoso plato que se presenta.
En definitiva, el éxito de una buena gráfica en este género es reproducir con la mayor fidelidad texturas y colores, imaginar aromas y sabores. Queda de tu parte como fotógrafo en formación afinar todo aquello que impulse el deseo del consumidor en adentrarse en la realidad tangible del mundo gastronómico.