El dominio de la luz en fotografía

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El Dominio de la luz en fotografía.

Actualizado: 23 de abr de 2019

Hace años en una entrevista que me hicieron con motivo de haber ganado un

premio nacional denominé a la fotografía como la selección de una imagen entre una

explosión de imágenes llenas de luz. Lo curioso que la fotografía premiada era en blanco

y negro, si hablas de luz te imaginas el arco iris o un sol espléndido y no un día gris,

pero tanto de una manera como de otra la fotografía es Luz.

Vengo de una generación de fotógrafos que en su mayor parte aprendíamos

fotografía de manera autodidacta, no existían cursos ni clases de formación profesional del nivel de Master Class Photographers o otras instituciones, yo lo hice comprándome todo tipo de libros que aparecían en el mercado y luego hacía mis practicas apuntando en un cuaderno el número de cliché y la sensibilidad de la película, la velocidad y el diafragma.

Como era la época del analógico, la cosa salía cara, con un máximo de 36 exposiciones tenias que esperar a revelar el carrete, que entonces tardaban en mi ciudad siete días. Una vez revelado y positivado en copias de 9 X 13 contrastar, revisaba mis apuntes para comparar y poco a poco iba validando mis hipótesis.

Habrá gente que pensará que soy un vejestorio y que estoy hablando de primeros

del siglo pasado (pues casi, casi) aunque yo no me lo considere, nací en 1.957 y os estoy

hablando de 1.971, si señor. Cuando yo tenia 14 añitos despertó en mi la pasión por la fotografía, fue de manera casual como casi todas las cosas de la vida, estaba viendo una revista de naturaleza cuandó observé una fotografía de una puesta de Sol que aún tengo marcada en mi cerebro, con unos colores que van del amarillo al rojo pasando por todos los espectaculares tonos de ocre que uno puede imaginarse. El majestuoso Sol ocupaba el ochenta por ciento de la imagen, y me dije: esta foto la hago yo…

Pasado unos meses me apunté a la excursión del colegio con todos mis compañeros de clase, Toledo la ciudad elegida, conocida como ciudad de la luz y allá voy yo con mi camarita Kodak Instan, que no es que te diera las fotos en el acto, era la marca de referencia. Por supuesto no era reflex, tenía el objetivo fijo de distancia focal 45mm. Muchos recuerdos de ese día y treinta y seis fotos de las cuales alguna aún perdura. El momento de la verdad llegó a última hora de la tarde caminando por las afueras de Toledo, ahí estaba!!!…………. la foto de la revista de naturaleza que había visto meses antes, el majestuoso Sol me daba la posibilidad de hacer mi propia fotografía para

presumir con mis familiares y amigos de que tenían un gran artista al lado, me tomé mi

tiempo, miraba una y otra vez esa puesta de sol que me parecía maravillosa por toda la

gama de colores que ofrecía y con parsimonia sin que me temblara el pulso, hice los dos

últimos clichés que le quedaban al carrete.

Al día siguiente, por la tarde, al salir de clase corrí nervioso a la única tienda

que por aquel entonces revelaba en mi ciudad «se llamaba Paulino y estaba en la Plaza

Mayor en pleno centro de la ciudad de Salamanca, España… dejé mi carrete suplicando por Dios que no me lo perdieran, cosa que solía ocurrir con alguna frecuencia,

Llega el día señalado, tengo que reconocer que pasé una semanita pensando en

las dichosas fotos y lo sorprendidos que iba a dejar a todos cuando se las mostrara,

entrego mi Ticket para recoger las fotos y el dependiente mira una y otra vez en el cajón con cientos de sobres y el mío no aparecía, mi corazón se salía de mi pecho al notar la cara de preocupación de la persona que me estaba atendiendo y después de dos o tres minutos para mi interminables, le veo sonreír y sacar un sobre con “mis fotos”, las pasé muy deprisa, una tras otra en busca de “LA FOTO”… solo esperaba ver ese sol ocupando el noventa por ciento de la foto que es lo que yo veía cuando la estaba tomando. Las dos fotos que más me interesaban no estaban, llamo al dependiente y le pido explicaciones…

Yo… ¡me habéis perdido dos fotos!

pues vienen reflejadas treinta y seis,- me contestó- así que mira bien.

Me pongo a examinarlas exhaustivamente, y allí están, las fotos del sol sin sol, o bueno

sin el sol que yo había visto, si en mi imaginación el sol que yo fotografié ocupaba casi

el total de la imagen en la copia de 9 X 13 que me dieron apenas ocupaba el uno por

ciento, era como la cabeza de un alfiler. ¿¿Qué ha pasado??!………..

Esto fue lo que marcó mi afición a la fotografía y a la postre mi futuro, lejos de

desanimarme lo consideré un desafío, “esa puesta de sol algún día, no solo la retrataré si

no que la mejoraré”. Así que me puse a investigar por qué el sol no salió en mi

fotografía, compraba todas las revistas especializadas que encontraba en el mercado,

ahorraba para comprarme libros de fotógrafos ilustres, poco a poco fui descubriendo,

todo un campo inexplorado por mi hasta esos momentos, cuanto más leía más lejos

encontraba el horizonte de los conocimientos fotográficos y de entre todo lo estudiado

noté la confluencia y la coincidencia de que todos los maestros hacían hincapié en algo

que consideraban básico.- EL DOMINIO DE LA LUZ.

La fotografía es luz y unas veces por exceso y otras por defecto hay que saber

manejarla, hoy en día las cámaras modernas están configuradas con software de última

generación que automáticamente ordenan a la cámara según que programa e ISO

tengamos seleccionado, la velocidad de obturación y el diafragma, en mis tiempos –y no

hace tanto- se hacia manualmente, siendo un afortunado poderoso el que poseía un

fotómetro, el cual con la luz existente le decía al fotógrafo la velocidad y el

diafragma que debía poner, teniendo en cuenta que los datos variaban entre una

exposición y otra si se tardaban unos segundos en realizar.

La mayoría de los fotógrafos de mi época, tengo que reconocer que estábamos

obsesionados con el foco – que también había que hacerlo manual- y el control de la luz.

Los claroscuros con definición en ambos extremos, son los que hacen el que una

fotografía tenga o no volumen, que parezca que tiene relieve, que no sea plana, que se

ajuste a la realidad y la resalte, que no dañen las luces altas y se distingan las sombras, o

luces bajas, si a eso le añadimos el momento justo de lo que queremos eternizar, más

que una fotografía tendremos una obra de arte. No es fácil que confluyan todos estos

elementos, por eso hay pocas fotografías consideradas obras de arte.

Las maquinas de hoy en día han facilitado mucho el trabajo de los fotógrafos, pero yo

recomiendo un profundo conocimiento de las técnicas de la fotografía, y saber el por

qué de esa obra fotográfica y no dejar al azahar de la programación de nuestra máquina

el resultado final de lo que queremos fotografiar.

En la mayoría de las ocasiones la luz natural no es suficiente para un buen resultado

fotográfico, es aquí donde tenemos que aplicar nuestros conocimientos del dominio de

la luz para utilizar la luz artificial, bien sea con luz continua o con flash, esta si es una

prueba de maestría , saber conjugar y fusionar adecuadamente la luz natural y artificial

para que sin notarse , el resultado final sea el óptimo de una copia perfecta de luz.

Para mí y la manera de ver la fotografía, el verdadero maestro siempre será el que sin los

modernos mecanismos que aún están por venir y por si mismo sea capaz de dominar la luz.

Ah! Por cierto, mi maravillosa fotografía de la puesta de Sol, logré hacerla hace algunos

años con mi cámara analógica Canon A1, objetivo fijo de 300 mm, apertura 2,8. Un

duplicador, a 250 V y 8 de diafragma con un carrete Kodak PORTRA de 160 ISO.

SALUDOS.

– JAVIER BLANCO

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